Ojos que no ven, corazón que siente
- nahir yenid
- 5 oct 2021
- 3 Min. de lectura
La devota terapista ocupacional Natalia Olivieri dedica su vida a promover la adaptación de personas con discapacidades visuales en su vida cotidiana.
Por Julieta Chaves
Natalia Olivieri, Naty para los amigos, es licenciada en Terapia Ocupacional y se especializa en jóvenes y adultos con discapacidades visuales. Gracias a su larga trayectoria cuenta con una gran experiencia en ayudar a adaptar las actividades básicas de la vida diaria para que sus pacientes logren mayor autonomía. Una de las áreas que aborda es el manejo en el hogar, entre los cuales se enfoca en el manejo y adaptación de electrodomésticos.
Con 43 años, es fundadora y directora general de TIFLOCEREM, una organización que desde el año 2000 apunta a la plena integración social de las personas con discapacidad. A pesar de dedicar su vida a facilitar la adaptación de personas con discapacidades, Olivieri afirma que no es una persona que crea que los electrodomésticos tengan que abarcar a todos los clientes, pero sí cree que deberían facilitar la opción de adaptarlos al cliente. “La mayor barrera que se encuentra en los electrodomésticos es que están completamente digitalizados, entonces todo depende de un visor. Para personas con discapacidades visuales, cuanto más simple sea el electrodoméstico, más fácil será de adaptar”. Olivieri explica que es más fácil adaptar un electrodoméstico con botones ya que se puede grabar sobre ellos los comandos en braille.

Con el lema “La conexión a la autonomía”, la organización creada por Olivieri ha impactado en la calidad de vida de más de 500 jóvenes y adultos con discapacidades visuales. La terapista destaca la capacidad de aprendizaje que muestran sus pacientes. “Es muy gratificante ser una facilitadora para que las personas con discapacidad puedan volver a tomar las riendas de su vida. Conozco jóvenes que han perdido su visión y pueden mudarse solos y pueden manejarse con autonomía en su hogar como cualquier otro”, asegura la licenciada.
Sin embargo, no todo es color de rosa en su profesión. El factor económico es un factor que amenaza su trabajo como terapista ocupacional. “El área de la discapacidad no está bien pagada y está infravalorada en este país”, critica Olivieri. La terapista afirma que es una profesión que requiere de una gran vocación que compense la carencia económica que trae ya que es un trabajo que a diferencia de otros trabajadores de la salud como médicos o psicólogos, no tiene el reconocimiento que se merece, tanto económico como social.

A pesar de las adversidades, Olivieri es una apasionada de su profesión y una devota a sus pacientes. Con un objetivo claro y una meta que parece constantemente obstaculizada por una sociedad cuyo paradigma es completamente capacitista. Al abordar el tema del capacitismo en la sociedad argentina, la profesional afirma que se empieza por tratar de dejar la tradicional lástima de lado y escuchar activamente los reclamos que hacen las personas con discapacidad y sus allegados. Para Olivieri, no se trata únicamente de adaptar los productos sino de generar entornos más inclusivos desde la experiencia de compra, el trato que brindan los vendedores quienes deberían poder informar sobre las opciones y escuchar lo que los clientes están buscando.
Natalia Olivieri es una profesional realista que no deja sus ideales de lado, que utiliza sus privilegios para fomentar el rol social de las personas con discapacidad en Argentina. Ha dejado en cada uno de sus pacientes un cambio que trasciende y en cada uno de quienes la escuchan incita a la reflexión.
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